16 de octubre de 2015

EN EL VACÍO

Julia levanta la vista desorbitada y se toma la cabeza. Entrelaza los dedos entre su cabello y tira con fuerza hacia atrás. Los ojos inyectados en sangre... vena por vena de la órbita de sus ojos le quema, le arde.
Julia ya pensó demasiado y ahora necesita comenzar a entender. Busca en medio de la música que la rodea un hueco para salir. Suelta su cabeza. El cabello está tan seco...
Julia está casi demente, al fin empieza a enloquecer. Hay muchas puertas que no puede abrir. ¡Golpea fuerte Julia! Le tiemblan las manos pero no tiene fuerza para cerrar el puño y golpear. No abren... ¡No abren las puertas! Es como en un sueño.
Julia mira su sombra proyectada en mil direcciones. ¿De dónde viene la luz? Quiere encontrase con su sombra y las persigue a todas. Cae de rodillas, se recuesta sobre el suelo, en posición de feto. Y llora un poco, sin que haga eco. Ahora se reincorpora. Todo es blanco, siempre después del llanto se aclara la verdad. Se enfrenta a su miedo a morir, entra en la pesadilla que le carcome las ganas de seguir viviendo.
Julia respira agitada, quiere volar pero... ¿Dónde están las alas? Y desde ese suelo firme que no puede dejar de pisar, pretende entender la locura del vacío, de las puertas, del hueco en la música, de reír, de llorar. Julia dice que está loca y algunos le creen cuando la ven volar.
La puerta que se abrió tiene detrás una guitarra. Siempre los mismos acordes son los que la hacen vibrar. Julia está loca y algunos lo creen, cuando la ven cantar.
Otra puerta se abre y siente el sudor de un cuerpo sin amor que la espera. Cuerpo sin amor para poder amar.
Julia hoy juega a las escondidas con la realidad porque grita ¡piedra libre! a su verdad. Pero... ¿cuál es la ficha que hay que mover ahora?
¡Golpea fuerte Julia! Las puertas se cerraron y tu sombra está partida en mil pedazos y la sangre te quema en los ojos y la música y la guitarra y los versos y los besos y ese cuerpo y las puertas y... caer de rodillas y volver al vientre para no nacer nunca más.

Parece que estás tan loca, Julia, que algún día te escucharán.

31 de julio de 2015

VOLVER A NACER

“El pasado no existe porque no vuelve.
Y el futuro tampoco existe, porque no llega jamás
de la manera que se lo espera”

Hubo una noche en que la Luna dejó de alumbrar.
Hubo un momento en que se abrieron los suelos y desbordaron ríos
que colmaban los cauces.
Fue ese momento en el cual se derrumbaban los árboles, cuando una inmensa sensación de perder la vida, se adueñó del mundo.
Arrancaban desde las entrañas. la sabia que bañaba un cuerpo hundido en el regazo profundo y fértil de la existencia.
Un dolor agudo y desesperante lo tomaba y despojaba del ensueño.
Allá afuera había mucha luz.
Demasiada luminosidad,
que no se asemejaba a la de aquella oculta Luna de su refugio.
¿Cómo hacer para volverse y retornar?
¿Quién lo escucha? ¿Alguien lo escucha?
No es posible que pierda de esta forma la vida.
No es justo que nada sea como lo planeó.
Y así fue…
Así nació una vida.



Ya no pienso en que he llegado a vivirlo todo. Ya no tengo metas a largo plazo y proyectos definitivos. Todo cambia al fin y al cabo cuando empiezas a confiar en él. Sólo basta con no tenerle miedo y dominarlo y dominarse.
Algunas veces me parecen que los suelos se vuelven a abrir
y los árboles se derrumban.
Entonces he llorado amargamente, como un niño recién nacido
que no quiere perder el calor y el placer
del refugio construido.

18 de julio de 2015

Y ahora estás acá
entre mis manos
descubriéndote.
Puro sentimiento
sin antifaz.
Eres tal como quieres que te vean los demás, aunque esto mucho no te importe.
Eres
y te deslizas entre mis manos
fluyes.
Llenas el vacío, matas la incógnita pero generas otra más dulce.
Dulce incógnita.

Y ahora estas acá
entre mis dedos
descubriéndote.
Te observo como observo la luna, sin medir el tiempo.
No me canso de mirar la luna
de mirarte.
Sí, estás en alguien, en alguna parte
llenas de metáforas cualquier espacio en blanco de mi mente.
Eres algo, sí
sucede algo.

¿Y qué hago ahora que estás acá?
¿Cómo te abarco?
¿Cómo te dejo?
Y ahora estás acá
en el centro
justo el centro de mi pecho
abrigando este frío invernal.
Sí, es invierno y vuelvo a casa
sí, es hoy y quiero recordar este momento.
¿Cómo te escribo?
¿Cómo te dejo?
Puro sentimiento
sin antifaz
¿Cómo te entiendo?
sonrío cuando descubro
que no te entiendo.
Así es como te quiero
¿Ves mi sonrisa?
Claro que sí, claro que la ves
es tuya
todo el tiempo que la necesites
se brinda
es.

Y hace tiempo estás acá
caes por mis brazos
tocas mi cuerpo
sentimiento puro
amorfo
gentil, desde donde te mire
ya estás viviendo conmigo, en mí
te filtras entre mis dedos
entre mi alma
y entonces puedo escribir.
¿Cómo te abarco?
tan sólo mirándote.
¿Cómo te escribo?
desde el centro de mi magia.
¿Cómo te entiendo?
con una sonrisa.
¿Cómo te dejo?
no, ya no te dejo
caes por mis brazos
tocas mi cuerpo.

Puro sentimiento.


26 de mayo de 2015

PONERNOS A JUGAR

Mati-Matilda


Llegar y ponernos a jugar
hacerle honor a ese verbo
porque es lindo olvidarnos
del reloj y del tiempo.

La cola al piso
para estar a la par
no necesitamos más que eso
para comenzar.

Divertirme en serio
hasta olvidar lo que disfruto observarte
escucharte, dejarte ser.
Divertirme en serio
e intentar una pausa
con la mirada adulta
que te ve crecer.

Llegar y ponernos a jugar
no importa la cena
ni irnos a dormir
si total el suelo será nuestro mejor lugar
mientras estemos ahí.

Y que me entiendas cuando te hago un chiste
y que me sorprendas con una burla vos…
Y que seamos buenas amigas jugando
porque inventamos el juego entre las dos.

Llegar
un fuerte abrazo
tu sonrisa de bienvenida
y ponernos a jugar.

Mientras
tus canciones afinadas con maripositas
tu risita despertador
tus ojitos con palabras
el peso frágil de tu mano llamando mi atención
tu nombre y apellido nombrado por tu boca
tu dulzura, tu vergüenza y tu imaginación.

Ponernos a jugar
y olvidarnos del tiempo y del reloj.

25 de enero de 2015

LA NOCHE MÁS OSCURA

Y un día la noche se oscureció en la más tenebrosa oscuridad. Pero afuera había estrellas en el cielo, todavía.
Y el eco de la voz que nadie quiere oír, llegó hasta aquella ciudad y cubrió de un manto de sangre todo el país. Fue la ciudad cuna de aquello que crece y sin control, se desparrama. Como la sangre, que asoma aún caliente por debajo de una puerta. La sangre que se lleva por delante las bocas abiertas por el asombro, los ojos furiosos por no querer ver ese horror, las gargantas cerradas, apenas dejando pasar la saliva de un trago frío. La sangre se lleva el aplomo de los que así confirman sus sospechas, el llanto de las hijas que se quedaron sin su papá.
Sangre. Debería salir por los grifos de las casas, debería mancharles la piel, teñirlos de colorado, dejarles su olor. Sangre. ¿Deberían torturarse con ella? Deberían no olvidar y hacer algo para que no vuelva. A ese país le vendría bien no mancharse otra vez de sangre, de esa misma que genera abriendo incansablemente, heridas de muerte.
El país de la sangre, tarde o temprano, volverá a tener sus aguas claras. Pero ahora, la noche más oscura ha llegado y ya casi no puede ser más negra esta oscuridad. Casi… porque afuera (parece) hay estrellas en el cielo, todavía.