16 de mayo de 2008

NOCHE



Y qué importa el viento
si el silencio lo aplastó
y que suene fuerte tu nombre
en el espacio que enmudeció.

Y si llueve en el Sol
se mezclan las sonrisas
y si todo corre a destiempo
nada me queda por abrazar.

Y qué importa el amor
si las sensaciones no calzan palabras
y que la ironía me burle
con un misterio sinfín.

Y qué importa lo bueno
si la ansiedad lo mata
y que me guste la magia
que en un segundo pasó.

De mis poros brotan emociones
en una noche que muere cuando empiezo a escribir
una sonrisa filtra la angustia de a ratos
luchar es el desafió de mantenerse en pie.

Y qué importa una ilusión quebrada
si mañana vuelve a salir el Sol
y qué importa cuánto se moje la almohada
si despierta seca al compás de una canción.

Qué señal es la justa señal del fracaso
qué veré en el espejo del tiempo por venir
qué alegría será la alegría deseada
qué beso y qué abrazo me harán sucumbir.

En la noche es de día
y amenaza el horror
de mezclar paz y agonía
y encontrar la locura
de un poema sinfín
de palabras eternas
vomitando la vida
y la sangre en la herida
ya se empieza a pudrir.

En la noche eterna
del poema sinfín
la locura ahora es miedo
y me vuelvo a mentir.

VOLVER A NACER

“El pasado no existe porque no vuelve.
Y el futuro tampoco existe, porque no llega jamás
de la manera que se lo espera”

Hubo una noche en que la Luna dejó de alumbrar.
Hubo un momento en que se abrieron los suelos y desbordaron ríos
que colmaban los cauces.
Fue ese momento en el cual se derrumbaban los árboles, cuando una inmensa sensación de perder la vida, se adueñó del mundo.
Arrancaban desde las entrañas la sabia que bañaba un cuerpo hundido en el regazo profundo y fértil de la existencia.
Un dolor agudo y desesperante lo tomaba y despojaba del ensueño.
Allá afuera había mucha luz.
Demasiada luminosidad,
que no se asemejaba a la de aquella oculta Luna de su refugio.
¿Cómo hacer para volverse y retornar?
¿Quién lo escucha? ¿Alguien lo escucha?
No es posible que pierda de esta forma la vida.
No es justo que nada sea como lo planeó.
Y así fue…
Así nació una vida.

Ya no pienso en que he llegado a vivirlo todo. Ya no tengo metas a largo plazo y proyectos definitivos. No hay plan, todo cambia al fin y al cabo cuando empiezas a confiar en él. Sólo basta con no tenerle miedo y dominarlo y dominarse.
Algunas veces me parecen que los suelos se vuelven a abrir
y que los árboles se derrumban.
Entonces he llorado amargamente, como un niño recién nacido
que no quiere perder el calor y el placer 
del refugio construido.

NO ALCANZA LA MAGIA

No alcanza una hoja en blanco
para explicar el instinto.
No basta el instinto
para guardar los sentimientos.
No son las palabras lo que te digo
ni lo que escribo.

No alcanza el futuro
para crear los sueños.
No es suficiente la música
para albergar los recuerdos.
No es el destino lo que vendrá,
ni lo que pasó.

No alcanza un beso
para saber lo que siento.
No está sólo en la mirada
lo que quieras transmitir.
No es la realidad lo que construye la vida,
ni lo que la destruyó.

No alcanza el amor
para decir te amo.
No alcanza el odio
para decir que quiero olvidar.
No basta hacer nada
para perder el rumbo.
No es suficiente pensar
para saber hablar.
No es suficiente apartarse
para quedarse mudo.

No alcanza
la vida no me alcanza
para comprender la magia
el brillo en lo que hago
palnear alguna cosa
o no hacerlo.
No alcanza definirme
si mañana cambiaré.
No alcanza la magia
hoy
para vivir.

3 de mayo de 2008

AUTORRETRATO

Despertó de un sueño que había sido presente. Un sueño de ojos abiertos y escalofrío en la piel. Sintió el deseo de no volver a la vigilia, y puso empeño en escuchar las historias por venir.
Conmovida de su hazaña, respiró profundo para sobrevivir. Era hostil el murmullo que la rodeaba: máscaras de cemento con grumos, porciones de acero retorcidas, veneno ciego y mutilado.
Logró que una melodía flote en su interior. No midió cuán lejos tuvo que huir. Sintió que estaba cerca, de todos modos, de lo que la hacía feliz. Hubo una historia en el pasado que la convocó a retroceder hacia ella: plegó los misterios en una mano para aceptar que las huellas no iban a cambiar. Bailó con el viento que supo bailar en otros tiempos, entre otras prendas más antiguas que las de hoy. Agudizó el sentido de lo desconocido y encontró la verdad: el motor del camino estaba pendiente en el ayer.
Pensó en escribir para llenar los ojos con sus emociones. Ojos propios y ajenos. Ojos de los que quieran ver. Pensó en compañía y titubeó de su esencia: presente soledad en cada línea, a dónde irías si te llegara a perder. Consuelo estúpido de alegrías deseadas; técnica torpe, que casi no es tal. Lanzó sobre el blanco el color de la tinta. Escuchó el murmullo del trazo volcado sobre el papel. No pudo contener el placer de estar viva, y desplegó las alas brillantes que un ángel, alguna vez le dijo, se animara a ver.
El vuelo infinito no puede marcharse a otro lugar, que no sea aquel que esta vida decide jugar. El campo minado donde teme caer, es contra el que se atreve cada día un poco más.
Pensó en historias y en la evolución. En cómo sigue mañana, si vendrá de este hoy. En qué ojos mirar para no lastimarse; si en los propios, si en alguno ajeno. Quizás en lo ajeno pero propio a la vez, sería una buena opción.
Trajo de la historia el reflejo de su pasado, y comprendió la lucha por soñar un sueño que vuelva a soñarse toda la vida. Una huida, la soledad. Desencontrarse y volverse a encontrar. Pisar un suelo que debería ser parte de cada despertar. Pero no debe llorar lo no conseguido. Sobre todo cuando sus lágrimas están aceitadas de convicción. Que sea la fuerza por luchar en los sueños la que refresque su rostro, cuando el viento sople a su alrededor.
Que vuelva pronto del lugar al que se ha ido. Aprenderá a seguir parada donde quiera estar. Soy una voz que la encuentra a veces tirada, a veces bailando, ardiendo en sonrisas, y otras veces en lo alto, que ya ni me quiere escuchar.
Los deseos se pierden cuando caen al vacío. Por eso construyo sueños, blancos y holgados como las nubes, para que ella pueda vivir más.